Encontrar financiación es misión compleja. Para un proyecto creativo, para montar tu empresa, para desarrollar la investigación que permitirá leer en nuestra química cerebral señales que anticipan enfermedades, para impulsar alguno de nuestros sueños. Hablo de lo que vivo, observo y conozco. Pero existen otras realidades. Como la de Macarena Olona, la ex de Vox. Mientras tu amiga y tú os quemáis otra vez con ese café que se empeñan en servir en ebullición en la cafetería del trabajo para que te lo puedas tomar en dos horas, ella desliza que en cualquier momento podría formar su propio partido porque la financiación, ya la tiene. Empresarios que invierten en sostener estructuras políticas que trabajen para ellos desde lo público, para sus beneficios fiscales, concesiones, recalificaciones urbanísticas. Para sus intereses privados. Tiempo de mujeres protagonistas en esa meseta cada vez más vasta que se extiende entre la derecha y la ultraderecha europeas. El día que hizo cumbre en su escalada hasta el gobierno italiano la nueva primera ministra recordé cómo era el barrio obrero romano del que procede Giorgia Meloni. No he estado allí pero sí viajé a bordo de la Vespa de Nanni Moretti en Caro Diario mientras recorría la Garbatella. Es precioso, quizá el único barrio obrero del mundo con encanto, casas de altura amable, arcos, calles empedradas y jardines frondosos. Allí creció Meloni, en un barrio de izquierda que hoy rechaza a su ex vecina, también porque no termina de creerse el perfil moderado y conectado al pueblo que está dibujando. Parece que esta mujer que ya publicó su autobiografía cuando le quedaba por delante la segunda mitad de la vida ha apostado por seguir en su piso con su marido y su hija de 6 años en vez de trasladarse al Palacio Chigi, la residencia oficial. Hablando de convivencia, acabo de darme cuenta de que iba a escribir sobre si es amor o costumbre lo que mantiene unidas a las parejas de largo recorrido, tema del café abrasador de ayer, pero la vida es este río que a veces te lleva. A Olona y a Meloni, no.