Pamplona acogió ayer el encuentro nacional del Pacto de las Alcaldías para el Clima y la Energía en el que participaron más de 200 representantes municipales y autonómicos de todo el Estado. El compromiso municipal por el clima y la energía consiste, en primer lugar, en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el municipio en un 40% como mínimo hasta 2030, en particular a través de la mejora de la eficiencia energética y un mayor uso de fuentes de energía renovables. Y, en segundo lugar, aumentar su resiliencia mediante la adaptación a los efectos del cambio climático. En Navarra son más de 200 los ayuntamientos adheridos (más del 70% del total), de los que 154 ya han realizado el llamado plan de acción climática local con apoyo de Nasuvinsa-Lursarea y la participación ciudadana. Y Pamplona se ha propuesto en este sentido reducir las emisiones contaminantes en 2030 un 65% respecto a las de 2005 y que el 37% de la energía sea de origen renovable. Por ejemplo Iruña pretende lograrlo con la implantación de energías limpias no solo en espacios municipales sino también en barrios de la ciudad, gracias a iniciativas como la comunidad energética de Mendillorri. No cabe duda de que el ámbito local es tremendamente importante para revertir la crisis climática a pequeña escala en materia de movilidad, tráfico, residuos, edificación sostenible, aparcamientos disuasorios....En la actualidad el Pacto ha superado las fronteras de Europa y ha conseguido la adhesión de más de 7.000 municipios de 57 países de la zona mediterránea, África Subsahariana, América del Norte, Latinoamérica y el Caribe, China y el sudeste asiático, India y Japón, a través de oficinas regionales del Pacto. A día de hoy, se ha convertido en el mayor movimiento mundial de ciudades involucradas en el cuidado y protección del clima a través de acciones locales. Cada entidad local se compromete a elaborar un inventario de emisiones, evaluar los riesgos y vulnerabilidades derivados del cambio climático (por ejemplo inundaciones) y a partir de ahí presentar un plan de acción. Cada dos años debe realizar un informe de seguimiento. La teoría como todos los compromisos está bien pero habrá que ver en la práctica en qué se materializa. Porque no hay nada vinculante. De nada sirve firmar pactos si luego no aportamos por ejemplo soluciones al problema de los residuos. Cuando no somos capaces de crear zonas de bajas emisiones para el tráfico. Cuando no tenemos conectada toda la Comarca a nivel ciclista, no invertimos lo suficiente para rehabilitar el parque de viviendas público o seguimos fomentando el consumo desmedido. O cuando los países en general son incapaces de doblegar la curva de las emisiones: el CO2 y el metano marcaron un récord histórico en 2021 lo que a los científicos les preocupa porque si se mantienen los niveles actuales, hay un 50 % de probabilidades de que se supere un calentamiento de 1,5°C en nueve años. Extinction Rebellion Pamplona-Iruñea contraprogramaba ayer un acto en las puertas de Baluarte a la vez que reclamaba la celebración de una asamblea ciudadana para “actuar” frente a esta crisis climática. Veremos seguramente cada vez más movimientos de este tipo, antisistema, que pongan las pilas a las administraciones en sus eternos debates.