Nada más constituidas sus alianzas ultramontanas tras las últimas elecciones autonómicas y municipales, PP y Vox (Vox y PP, tanto monta) iniciaron una agresiva limpieza de entidades locales de promoción de la igualdad. La cruzada, justificada en la lucha contra lo que llaman cultura woke y discurso de género, ha empeorado las condiciones de vida de miles de mujeres y personas LGTBI que tienen la mala suerte de estar censadas en las localidades donde gobierna el rancio binomio.

Obviamente, la siguiente víctima de las huestes de Abascal y un Feijóo que pretende ponerse de perfil sin éxito es la Memoria Histórica y Democrática. En este caso, la coartada compartida es que las leyes vigentes en esta materia provocan división social, reabren heridas y presentan una visión sesgada y sectaria del pasado. Hay que tener una desvergüenza sideral para pretender que la ciudadanía trague con semejantes potitos ideológicos.

"CONCORDIA"

Y el desahogo tiene que llegar a lo infinito para bautizar como leyes “de concordia” los casposos engendros jurídicos con los que pretenden enmendar la plana a la legislación vigente.

Después de la Comunidad valenciana, el último ejemplo de este intento de borrado del pasado reciente ha reventado en Castilla y León. Allí, el gobierno verdiazul que preside Alfonso Fernández Mañueco con el aliento en la nuca del carcamal voxero Juan García-Gallardo presentó anteayer un denominado proyecto de Decreto de Concordia que sustituirá al actualmente vigente Decreto de Memoria Histórica, aprobado en 2018 por el ejecutivo monocolor del PP de Juan Vicente Herrera, se lo juro.

Como cabe esperar, en el nuevo texto no se utiliza el término dictadura y el vocablo franquismo solo aparece una vez, y es para asimilarlo al periodo democrático anterior. “Nunca ha habido un relato consensuado sobre la II República, la Guerra Civil y el franquismo”, se lee en el proyecto. Con un par.

Al presentar la iniciativa ante la prensa en el tiempo de descuento de la Semana Santa, el mentado García-Gallardo se felicitó porque “vamos a dejar de utilizar la historia para dividir a los españoles”. Así de triste. Así de cierto.