Acostumbramos a poner etiquetas a todo. También a las personas jóvenes. El argumento es identificar a grupos sociales, subrayar tendencias compartidas, trazar líneas en la historia. Los ninis, los JASP, la generación z, los milenials…; cada rebaño tiene su corral sobre el que proyectan su mirada los analistas externos. De ahí salen gruesos estudios, resúmenes admonitorios y, por lo general, avisos de lo mal que está todo y de lo peor que estará si la autoridad competente no toma medidas. Porque, en principio, al colectivo señalado se le considera incapaz de dar una respuesta por sí mismo y, añaden, muchos padres y madres han claudicado.

El más reciente de estos fenómenos es el bautizado como generación porno. La denominación está tomada de una serie documental emitida a finales de 2023 que desvela el temprano inicio de niños y niñas en la observación de páginas de contenido sexual en internet y del impacto que puede suponer para su formación como personas la banalización y la imitación de las imágenes que ven en la pantalla del móvil o del ordenador. La opinión pública se ha alarmado al escuchar algunos de los datos vertidos. Pero este problema no es tan nuevo. Un estudio publicado en 2021 describía ya a la generación pornonativa e incidía en que el 48% de las y los jóvenes en España validan la pornografía como una fuente de aprendizaje y para el 30% es la única fuente de información sobre sexualidad. Por eso la denominación de pornonativa, ya que comienza a consumir estos contenidos a edades tempranas –en torno a los 12 años–, por lo que desarrolla unas prácticas y preferencias sexuales que tienen que ver más con las experiencias observadas que con las vividas.

El pasado lunes, un pediatra utilizó el término generación porno en una intervención ante un grupo de trabajo en el Congreso. Partiendo de su postura contraria a prohibir el uso del móvil por los menores, abogó por poner “límites claros”, advirtió que “muchos de los niños están solos” y echó en falta “la transferencia de conocimientos entre generaciones, como antes”. Como integrante de la que podía denominarse generación Interviú (por buscar una aproximación intergeneracional a este asunto del sexo), respaldo las apreciaciones del pediatra y, sobre todo, esa transmisión de conocimientos sobre el terreno que nos abría las pantallas de la vida real y no la que recrea OnlyFans.