El adiós de Nadal ha reabierto el debate sobre quién es el mejor deportista español de la historia. Debate tan intenso como divertido, porque no hay modo objetivo de dilucidarlo. Que se va con un soberbio palmarés y como miembro del Big Three del tenis es indudable. ¿Pero está eso por encima o por debajo de los méritos de Pau Gasol, triunfador en la NBA y en las grandes citas internacionales de un deporte mucho menos elitista que el tenis? ¿Y en qué puesto de ese ránking ponemos a Iniesta, que ha brillado en el deporte con más practicantes? ¿Y a Indurain, que está en el Olimpo de los pentacampeones del Tour con Anquetil, Merckx e Hinault? ¿Y a Seve Ballesteros? ¿Y a Fernando Alonso? ¿Y a Carolina Marín? ¿Y a Ángel Nieto? ¿Y a Toni Bou? Estas discusiones bizantinas nos recuerdan a ésas sobre el mejor grupo musical: cada uno tiene el suyo y ves incluso gente capaz de defender, sin pudor alguno, que no fueron los Beatles.