Una vez que un robot haya aprendido a atarse los zapatos, todos podrán hacerlo. Lo asegura James Somers, un programador y divulgador que sobre esto sabe un poco. La traducción es que ya no serán programados como hasta ahora para ejecutar tareas específicas, sino que emplearán la Inteligencia Artificial para aprender de sí mismos. Los robots humanoides que Elon Musk presentó hace un mes en Estados Unidos con su sentido innato del espectáculo bailaron entre humo artificial e iluminación disco, estrecharon manos y jugaron a piedra, papel, tijera con un público entregado y disecado a partes iguales.
Algunos (robots) llevaban encajado un sombrero blanco de cowboy de ¿PVC? ¿níquel? ¿cromo? Musk lanzó que su inteligencia ya supera a la de R2D2, nuestro amigo de Star Wars cuyos sonidos ya casi sabíamos descifrar, y que para cuando estemos atragantándonos con las uvas de Nochevieja ya sabrán realizar tareas sencillas. ¿Despepitar uvas? Hará falta un año más para que quien lo desee pueda comprarse uno por 20.000 euros. Que estos robots humanoides aparezcan en las páginas centrales de ¡Hola! colocando lirios en un búcaro en mansiones con seis baños y diecisiete habitaciones es cuestión de meses.
En Bilbao una cafetería empleó como reclamo en su apertura un gato robot. Ejerce de camarero sin llegar a sustituirlo. Por supuesto fuimos a conocerlo a los dos días, a las ocho y cuarto de la mañana. Acababan de levantar la persiana y pedí al camarero humano que lo activara. Mi hijo y yo habíamos elegido esa cafetería y no las que realmente nos enamoran para conocer al gato. Fue muy majo (el camarero), lo hizo. Pedimos nuestros bebedizos y nuestra repostería rebosante de glucosa y el gato nos los trajo a la mesa. Como no tenía brazos, fuimos nosotros quienes recogimos tazas y platillos de su bandeja y los depositamos sobre nuestra mesa. El gato permaneció unos segundos a nuestro lado por si necesitábamos algo más. Como no emitimos ninguna señal volvió a su base, a cargar batería. El fuego, la rueda, la imprenta, el avión, los pantis irrompibles, el robot.