Orinar en las calles del Casco Viejo de Pamplona en días festivos como estos de Navidad es una incívica práctica cada vez más extendida. Y lo seguirá siendo si permanecemos impasibles ante esta insalubre conducta. O si nos conformamos con que al día siguiente operarios de limpieza se afanen con la manguera en las zonas que soportan más micciones por metro cuadrado. 

Por muy arraigada que esté esta penosa costumbre, la pregunta que deberíamos hacernos es clara: ¿la solución a la proliferación indiscriminada de meadas en la calle es limpiarlas al día siguiente? Evidentemente, no. Ese es el mal menor, además de una forma de cronificar el problema. En otras palabras: en lugar de abordar el origen de este indecoroso comportamiento, simplemente se atajan en diferido sus consecuencias. Una manera de paliar parcialmente las molestias que desde luego sufren en toda su crudeza los más madrugadores que tienen la desgracia de transitar por las zonas afectadas antes de que lo haga el servicio de limpieza y que deben hacerlo con la nariz tapada como única forma de evitar las arcadas.

Archiconocido el problema, que es más viejo que los fosos, la cuestión es si se puede hacer algo por impedirlo o si al menos merece la pena buscar la forma de acabar con esta indecencia.

De entrada, parece evidente que eliminar el 100% del mal endémico es poco menos que imposible. Pero entre permanecer con los brazos cruzados o tratar de paliar este exceso, hay todo un mundo de posibilidades. Así, a bote pronto, se puede hacer una campaña de sensibilización, que preceda a otra de información. Tampoco estaría de más recordar en las zonas donde la reiteración de orines provoca charcos –caso del rincón de la calle Calderería, que curiosamente todavía a día de hoy continúa siendo el acceso principal al centro de salud– que esta práctica está prohibida e incluso acompañar los carteles con la cuantía de la multa que implica dicha evacuación en la vía pública. 

En todo caso, el problema es lo suficientemente importante como para quienes ostentan la responsabilidad municipal no miren para otro lado ni dejen solos a los vecinos en esta pelea, que son los únicos que colocan carteles recordando la prohibición de orinar en la calle pero sin el membrete del Ayuntamiento.