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La vida en rosa

La vida en rosaCedida

Cuentan las crónicas de la prensa rosa que Mel Gibson, el actor neoyorkino, estaba soltando un relato negacionista sobre el cambio climático en una emisora de radio mientras se estaba quemando su casa en Los Ángeles, en Malibú. También deslizó que había asuntos turbios con el uso del agua por allí, atacó a los dirigentes políticos californianos y se puso como loco, esta vez cargado con las razones del enfado. De Leonardo Di Caprio afirman las informaciones hollywoodianas que se marchó pitando de Los Ángeles en su jet privado para no pasar apuros, Otros actores de renombre, Anthony Hopkins, Ben Aflleck, Billy Cristal, Mark Hammil y muchos más, o famosetes de la cosa de allí, Paris Hilton, padecieron los efectos devastadores del fuego en sus propiedades, inmuebles valorados en millones de euros –de diez millones, las más baratas. para arriba–. Edificios coquetos, monísimos y carísimos que, pese a estar construidos con materiales contra las llamas han desaparecido. El fuego quemando a los millonarios. La naturaleza desbocada sin mirar la cuenta corriente, aunque la cuenta corriente ayuda a veces a que no te pille alguna hecatombe y si te toca, tienes mucho con qué comenzar en cualquier lugar o en el mismo sitio, siempre bajo un techo. Sin mirar el color del cielo.

Rosa ha estado el cielo estos días gélidos de invierno. Este frío “sano” que llamamos los indígenas locales, que pinta coloretes en la cara y congela el ambiente, “que mata a todos los virus” que decían nuestros abuelos, nuestros padres. En estas noches que pelan la nariz y levantan escamas en las manos, la vida se puede congelar aquí mismo. La esperanza de vida de los sin techo baja de forma dramática con muy pocos años de estancia en la calle, buscando dónde cobijarse de lluvia, calor, frío, también de los desalmados de estos tiempos modernos que gustan azuzar al pobre, merodear al débil. Afirman los que saben que podemos soportar hasta los -10 ºC de temperatura bien protegidos. Pero que en esas condiciones, mal aislados o poco abrigados, el frío avanza, provoca la pérdida de conciencia y que se puede fallecer en apenas media hora. “Frío: ninguna persona en la calle sin techo”, ponía en una pintada. El rosa a veces no es el mismo color.