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Mesa de Redacción

Ana Ibarra Lazkoz

El sombrero cordobés de Melania Trump

El sombrero cordobés de Melania TrumpALLISON DINNER

No me voy a quedar con lo anecdótico. Con el no beso que se ha hecho viral. Quizás premonitorio del futuro que nos viene. Un mundo deshumanizado, duro y distante. Quizá el hecho de que la esposa de Trump eligiera un sombrero de ala ancha cordobés con el que el nuevo presidente no pudo darle un beso en la mejilla tiene mucha más miga.

Desconozco si la primera dama quiere pasar inadvertida en esta etapa en la Casa Blanca, si no va a ejercer su papel de Primera Dama más allá de lo estrictamente protocolario, si no quería destacar ante un señor de casi ochenta (ella, 54) y si comparte o no las ideas políticas de su marido.

No sé si proyectaba un mensaje oculto o su atuendo no fue el más adecuado porque le tapaba hasta los ojos. Si destila puritanismo de la era victoriana, la protegía del frío o el vestido de Adam Lippes era, sencillamente, pura moda. Elegante, sin duda, estaba. Vamos a juzgar a quien hay que juzgar porque en el ruedo hay un toro peligroso. Y habrá que lidiar con el efecto de arrastre que tendrá para los negacionistas del cambio climático la salida de Estados Unidos del acuerdo de París.

Con la teoría del gran reemplazo conspirativa contra los inmigrantes y el supremacismo blanco (rollo Ku klux klan). El comandante en jefe de la mayor potencia en la OTAN no sé si parará alguna guerra o iniciará veinte más. Qué pueden suponer sus aranceles para la economía de Europa o el apoyo que recibe de los oligarcas tecnológicos. Decretar que solo hay dos sexos o exhibir tanto predicador y tan poca mujer en el poder. O que la extrema derecha de Abascal, Meloni o Milei le jaleen...