La matanza de Texas es una película de 1974 en la que un tipo con sierra mecánica se dedica a trocear a un grupo de jóvenes. Hay más, claro, como que alguna reminiscencia de hechos reales empujó a la cinta, pero es innegable que el monstruo con máscara y moto sierra en mano es imagen innegable del cine de terror, de miedo, del que las víctimas no se escapan ni corriendo.
Supongo que es facilón y llego tarde al recordar la aparición entre aullidos de Milei y Musk intercambiándose una sierra eléctrica en un acto público –la cumbre CPAC, Conferencia de Acción Política Conservadora, celebrada en Washington–. Una alucinante puesta en escena, una marcianada hilarante si no fuera porque la protagonizaron señoros metidos en labores de gobierno y, en el caso del segundo, colocado en el meollo de la administración del país más poderoso del mundo –el Departamento de Eficiencia Gubernamental creado por Trump– que, como mensaje principal, exhibe a uno de los hombres más ricos del orbe como gestor. Riqueza y gestión van de la mano, solo para los ricos.
Según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, el 57,4% de la población vive en condiciones de pobreza. Milei cedía la motosierra en pleno escándalo de las criptomonedas que recomendó y que se ha sido una estafa. “Esto es el mercado amigo”, cabe aquí, que es como decir: yo pongo una zancadilla, pero te caes solo.
En este mundo superficial y proclive a la arrogancia, con mínimo fondo y mucho culto a la apariencia, preguntemos al aire: ¿hasta dónde pueden calar estas manifestaciones empapadas de testosterona? ¿Qué ven nuestros jóvenes en esta gente? ¿Disparate, diversión, liderazgo? ¿Estamos ante personas válidas para su labor? ¿Llegarán a ser útiles? ¿El poderoso hace lo que quiere? ¿Hacer el macarra es el mensaje? ¿Hay algún mensaje? ¿Qué lleva al ser humano a subir a las más alta cotas de ridículo? ¿Estos tipos trasmiten tranquilidad? ¿Estamos seguros? ¿Quién lleva el volante, qué nos la damos?
La motosierra se ha convertido en símbolo –¿fálico?– de la ultraderecha, “la motosierra de la burocracia”, gritó Musk con el aparato en la mano, poniendo en peligro a todo el mundo allí en el escenario. Aquí, en eso estamos.