Va poco a poco, porque estas cosas son lentas, pero va a mejor: de tirar cosas en cada partido se pasó a insultar –en su doble variante genérica ( ‘HdP’ y demás) o racista–. Y ahora que eso también va decayendo –a la fuerza ahorcan: una multa gorda y una expulsión de varias temporadas templa al xenófobo más entusiasta–, se ha puesto de moda, porque juraríamos que es una moda, desearle la muerte a todo rival que nos cae mal. Hemos perdido ya la cuenta de los “X, muérete” que han sido sancionados por la Comisión Antiviolencia. Y los que le quedan. En fin. Con lo agradecido que es que la gente le eche ingenio y humor –lo de “Vinícius, Balón de Playa” es todo un hallazgo, para desgracia del brasileño, al igual que tenía su gracioso punto absurdo aquello de “Luis Enrique, tu padre es Amunike”–. Más que nada, porque a quien solo se le ocurren rebuznos es inevitable tomarle por un asno.