Hay que admitirle al Real Madrid que es capaz de perder 3-0 en la ida... y afrontar la vuelta convencido de sus posibilidades de superar la eliminatoria. Aunque el 3-0 fuera merecido; aunque el equipo no juegue a nada, salvo echarle el balón a Mbappé, según admiten sus propios hinchas; aunque muchos teman, pese a decir lo contrario, que el Arsenal les vuelva a pintar la cara; aunque sus carencias defensivas no se puedan solucionar de una semana a otra, y por ahí le vaya a buscar la vuelta el Arsenal, que sabe mejor que nadie que echarse atrás sería suicida. Da igual. Lo meritorio es que cualquier otro equipo daría ya la eliminatoria por perdida pero el Real Madrid es capaz de crear una expectativa ganadora y una cuenta de la lechera –un golito pronto y un segundo gol antes del minuto 70 u 80...– que varias veces no acabó con el cántaro roto. Y en el deporte, ya se sabe, creer no basta para poder, pero si no crees no hay nada que hacer.
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