Yuval Raphael es la representante israelí en el festival de Eurovisión cuya edición de este año inicia hoy sus semifinales en la ciudad suiza de Basilea. De su joven biografía se subraya que Raphael asistía al festival de música Nova Sukkot Gathering cuando el ataque perpetrado por Hamas el 7 de octubre de 2023 desde la franja de Gaza. La cantante, herida por la explosión de una granada, se ocultó al parecer durante ocho horas bajo los cadáveres de compañeros y amigos suyos hasta que fue rescatada.
Ese dato indudablemente atroz de su biografía no ha podido ser ajeno a su elección para representar a su país este 2025. Ya el año pasado la presencia de Israel en Eurovisión resultó polémica. Si en 2022 Rusia había ido excluida del festival por su ataque a Ucrania, no parecía muy coherente que el estado judío no corriera la misma suerte a la vista de las despiadadas represalias aplicadas sobre la población palestina a raíz del ataque de Hamas.
Si este produjo la muerte de 1.400 civiles y militares israelíes, la respuesta de estos últimos había acabado ya con la vida de más de 25.000 gazatíes para cuando se celebró el festival del 2024. Hoy, en 2025, sobrepasan ya los 60.000 los asesinados por las bombas y los tanques hebreos, los heridos son centenares de miles y el fantasma del hambre y las enfermedades se abaten sobre una población a la que están borrando del mapa sin que al mundo parezca importarle un carajo.
Más de un centenar de antiguos participantes en Eurovisión pidieron hace algunas semanas a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) la exclusión de Israel del certamen. España, Eslovenia e Islandia han solicitada la apertura de un debate sobre la presencia de Israel en el mismo. La respuesta de los organizadores ha sido un silencio cómplice pura copia de la actitud de las instituciones y los gobiernos europeos. Yuval Raphael cantará en Basilea esta semana, y dicen que puede ganar.