El Mundial de Clubes –ese nuevo torneo que para unos es el no va más y para otros se queda en gran pachanga para que haga caja la FIFA– solo ha necesitado su primera ronda de partidos para convertirse –al menos en las redes sociales– en el duelo Europa-Latinoamérica: aficionados de Argentina, México y, sobre todo, Brasil, están viviendo casi como una cuestión personal que el fútbol americano ponga en su sitio a todos esos equipos europeos que, gracias a tener más dinero, están muy por encima de los demás en todos los rankings.

Y la ocasión no es mala, porque los clubes europeos llegan exhaustos; porque les falta costumbre jugar con tanto calor; porque les espera una nueva temporada casi a la vuelta de la esquina (a mediados de agosto); y, sobre todo, porque no acaban de tomarse muy en serio este torneo. Y todo eso frente a equipos más motivados que nunca. En muchos partidos van a saltar chispas.