Cada vez que un cartel de un festival o un evento se basa o toma como referencia una imagen religiosa se arma la misma y vuelven los intentos de censura. Aparecen asociaciones y grupos de distinta índole que exigen su retirada alegato que es una ofensa. El último en sufrirlo ha sido esta semana el Festival Santas Pascuas, la cita navideña con la música moderna en Iruña, que en el cartel de este año recrea la imagen de la última cena desde una mirada nueva, contemporánea y artística. En un mundo marcado por el poder de la imagen, ésta lo tiene.

Pero a la Fundación Española de Abogados Cristianos no le ha gustado porque, entre otras cosas, donde ellos ven una virgen, hay una joven con gafas de sol, y los que salen en la mesa no tengan pinta de apóstoles. Es que precisamente de eso se trata, de inspirarse en una idea o imagen reconocible y deconstuir el original para crear algo nuevo.

Sentirse ofendido es libre, porque depende de la mirada y los condicionantes que ésta tenga, pero de ahí a pedir que el cartel se retire hay un paso que es un claro ataque a la libertad de expresión. La organización del Festival Santas Pascuas ya ha dicho que no va a retirar el cartel reafirmándose en su compromiso con esa “libertad de creación artística contemporánea y el respeto a la pluralidad de sensibilidades”.

Explican que es una reinterpretación artística con elementos de la escenografía musical, con personajes que son artistas y músicos locales que participan en el propio festival. Quizás convenga recordar que la asociación que pide la retirada es la misma que actúo hace unos años contra la exposición de Abel Azcona en Los Caídos por la pieza Amén, en la que se incluía la palabra Pederastia con hostias consagradas. El tema acabó en Estrasburgo donde se rechazó la demanda.