A lo largo de este verano que lentamente finaliza las manifestaciones de las y los pensionistas no decrecen y cada lunes nos movilizamos en ciudades y pueblos para exigir un mínimo de poder vivir con dignidad.

Bien es cierto que, sobre todo, lo que más demandamos es la mejora sustancial de las pensiones de viudedad y otras pensiones o ayudas de miseria (de 500 euros).

Los economistas no dan abasto a comunicar que el “sistema público de pensiones no aguanta este ritmo de gasto y, por consiguiente, hay que buscar soluciones para ingresar en caja.

Yo me pregunto, ¿ por qué antes de la crisis de 2007 había 70.000 millones de euros de remanente en la caja de las pensiones y para rescatar a la banca privada se utilizaron unos 60.000 millones de nuestra hucha?

Ningún banco ha devuelto ni un euro, el famoso Pacto de Toledo no da con la fórmula para restaurar la normalidad en la hucha porque se tiene miedo a meter mano a la banca, a los grandes capitales, a los que evaden dinero en paraísos fiscales, a los que cobran más de 100.000 euros anuales, a la economía sumergida, a la corrupción de grandes empresas constructoras, a los gastos desmedidos en los tres ejércitos, a los gastos tan desbordados de la Corona, a la Iglesia y a muchas fundaciones.

Además de todo esto, el gasto en pensiones de orfandad debería consignarse en Presupuestos Generales y así con muchas más cosas que desconozco.

El copago farmacéutico no es el milagro o la varita mágica pero hay pensiones de 1.700, 2.000 y 2.500 euros mensuales que sin duda pueden pagar los 20/30 euros de farmacia, no así para la gran mayoría de pensiones (el 80%) que están por debajo de los 1.000 euros.

Ya lo he dicho en otras cartas, señores y señoras políticas, agudicen el ingenio, multipliquen las inspecciones de trabajo y Hacienda, descubran a los corruptos y controlen el dinero público con más rigor y transparencia y algo iremos mejorando.