Durante los días 2 al 7 de noviembre, he acudido a la invitación de la Autoridad Palestina para visitar la población de Khan al Ahmar en Cisjordania (Palestina). La importancia de esta visita es fundamental para el desarrollo de construcción del Estado palestino, puesto que este pequeño enclave tiene una importancia geoestratégica de máxima importancia para los intereses de ocupación y opresión de Israel sobre el pueblo palestino.

La población de Khan al Ahmar está formada por unas 250 personas. Es un enclave que se encuentra en la Gobernación de Jerusalén, pero a su vez, también se encuentra ubicada entre dos asentamientos israelíes. El objetivo del Gobierno de Israel es expulsar a esta población beduina de Khan al Ahmar para conectar los dos asentamientos de colonos y seguir ganando territorio para Israel. La consecuencia de esta unión sería el que se separaría la ciudad de Jerusalén Este y Cisjordania (ambas gobernadas por la autoridad palestina). Esto supondría el fin de la construcción del Estado Palestino y la ruptura de toda opción de alcanzar una paz entre Israel y Palestina.

Este proceso de ocupación y expulsión del pueblo palestino de sus territorios está siendo el habitual por parte de Israel, incumpliendo los acuerdos de Oslo de 1993 y el derecho internacional. Han sido muchos gobiernos y organizaciones de derechos humanos los que han advertido a Israel que desplazar a una población bajo un régimen de ocupación es un crimen de guerra. Pero también vemos aquí los efectos colaterales de permitir que la extrema derecha gobierne a nivel internacional, el apoyo de Trump a Israel está siendo importantísimo para que continúe con su plan de ocupación y expulsión del pueblo palestino de su tierra.

Ya han pasado 70 años desde la Nakba, Israel está actuando contra el pueblo palestino con una impunidad que no se le permitiría a otro país. Está claro que el Derecho Internacional también distingue entre poderosos y humildes. Si tienes aliados internacionales como USA, países europeos (Alemania y países Visegrado, que todavía no han superado su sentimiento de culpa con el pueblo judío por lo ocurrido en la II Guerra Mundial), no existen sanciones ni llamadas al orden jurídico internacional por participar en el genocidio, expolio y expulsión del pueblo palestino.

Comparto la reflexión que surgió de la conversación sobre esta visita con un compañero de Senado, Oriente Medio es un avispero. Cualquier movimiento que suponga una agresión a cualquiera de los actores de esta zona puede tener consecuencias irreversibles para la paz y estabilidad política de la zona.

Si además, a esta opresión externa, al hostigamiento militar que sufre el pueblo palestino por parte de Israel, le sumamos las tensiones internas que existen entre Hamás (que gobierna Gaza) y Al Fatah (que gobierna Cisjordania), las propias condiciones socio-económicas de la población palestina, con unas tasas de paro elevadas, una libertad restringida bajo un régimen de ocupación, la falta de condiciones para el desarrollo de un proyecto vital, la dificultad para acceder a recursos básicos como sanidad y educación... tenemos el escenario perfecto para el conflicto violento armado ante la diplomacia y la política.

Destaco que mientras escribo este artículo ha comenzado una nueva ofensiva armada entre Israel y Gaza, con bombardeos y lanzamiento de cohetes, y que ya lleva un coste de unas 25 personas fallecidas en pocas horas. De los 25 fallecidos, 23 son palestinos y 2 israelíes, la muerte también distingue entre poderosos y humildes.

El autor es senador de IU/IE en la Coalición Unidos Podemos