Elecciones municipales de Pamplona de 1979 y de 2019

Han tenido que pasar 40 años, ni uno más ni uno menos, para que se llegue en el Ayuntamiento de Pamplona al mismo resultado electoral que entonces. ¡Qué poco hemos cambiado!, al menos en cuanto a gustos electorales se refiere. No les engaño ni utilizo artificio alguno, hablo de las primeras elecciones democráticas municipales, hablo de 1979. Apenas unos meses antes se había aprobado la Constitución. Del espectro del centro-derecha, fueron dos los partidos que obtuvieron representación: la extinta UCD y UPN. Aunque concurrieron por separado, entre ambas formaciones obtuvieron en Pamplona 13 concejales de 27, los mismos que acaban de sacar los partidos de centro-derecha bajo la marca Navarra Suma. Por parte nacionalista, Herri Batasuna obtuvo 7 concejales, los mismos que acaba de obtener bajo el paraguas de Bildu; y el PNV obtuvo 2 concejales, los mismos que acaba de sacar con la marca Geroa Bai. ¿Cuantos concejales sacó el PSOE entonces? ¡Exacto!, 5 ediles, los mismos que ha sacado en estas últimas elecciones. Es sorprendente la coincidencia, ¿no les parece? Pone de manifiesto que la ideología es hereditaria, tanto o más que la alopecia o que el RH, y que se va transmitiendo de generación en generación. Pero lo que sorprende aún más es el resultado que se obtuvo con aquel elenco de ediles, porque quien llegó entonces a la alcaldía de Pamplona fue Julián Balduz, del PSOE, quien lo hizo con los votos favorables de HB y PNV. En aquella ocasión el PSOE admitió los votos de los nacionalistas, también los de HB.

De la mera constatación de los hechos, al comparar los resultados electorales de 1979 con los de ahora, alguien puede pensar que aún caben el diálogo, el ofrecimiento y la generosidad suficientes que permitan completar el ciclo municipal de ocho años (dos legislaturas) que va a verse interrumpido por la falta de pesquis de algún socio del malogrado cuatripartito y por la compra intempestiva de un chalé. Ocho años es el tiempo necesario para poder llevar a cabo un proyecto de ciudad de cierto alcance (la revisión del Plan Municipal, por ejemplo), pero el cuatripartito no ha sido merecedor de la confianza necesaria para acabar su tarea, y el PSOE carece del tirón necesario para encontrarse con una alcaldía inesperada o para devolver los votos prestados in illo tempore (además de la falta de contención verbal por euforia desmedida de su lideresa local, lo que tampoco ayuda nada).

En fin, visto lo visto, con el mismo resultado electoral que entonces, va a llegarse a una solución muy distinta, algo inevitable si se tiene en cuenta, en contra de la creencia popular, que la historia nunca se repite.