parafraseando a Wright Mills en su libro The Power Elite (1956), el establishment navarro sería “el grupo élite formado por la unión de las sub élites política, económica, universitaria y mass media de Navarra”, lobbys de presión que estarían interconectadas mediante “una alianza inquieta basada en su comunidad de intereses económicos y amalgamada por la defensa a ultranza de la unidad identitaria de Navarra”. Así, cerca de 100 familias o clanes familiares dominarían todos los centros de poder económico, político, universitario y mediático de la Comunidad Foral, aunque tan solo serían satélites orbitando en la esfera de gravedad del Opus Dei, élite Alfa que habría fagocitado todas las sub-élites del establishment navarro convirtiendo a la Comunidad Foral en un coto feudal en pleno siglo XXI, es decir, una distopía de naturaleza real (no ficticia).

Maya y la obsesión anti Asirón

El leit motiv del mandado de Enrique Maya sería eliminar todo vestigio del legado asironiano y dado que su pensamiento es rígido e incorregible, ello le impele a no tener en cuenta las razones contrarias (ausencia de la necesaria empatía política para lograr acuerdos al no disponer de la necesaria mayoría absoluta) y tan solo recogería datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción, aspectos que podrían llevarle a actuar con tics autocráticos. La autocracia sería la forma de Gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal), que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres, llegado al poder se metamorfosea en líder presidencialista con claros tintes autocráticos (inflexible y autoritario), peligros que ya fueron explicitados por Lord Acton en su célebre aforismo: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto, corrompe absolutamente”.

¿Moción de censura contra Maya?

Tras el largo calvario del PSN, María Chivite tendría la oportunidad de conformar un gobierno progresista integrado por miembros de Geroa Bai, Podemos-Ahal Dugu e IU-EB que contara con la colaboración externa de Bildu. Sin embargo, dada la dependencia orgánica y el deber de la obediencia ciega del PSN a los dictados de Ferraz, la suerte de María Chivite dependerá de la posible investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno central por mayoría simple en la convocatoria del 23 de julio. Los nombramientos de Pedro Sánchez y María Chivite serían casi simultáneos, lo que obligaría al PSN del Consistorio pamplonica, encabezado por Maite Esporrín, a adoptar una política férrea de oposición y a plantear una posterior moción de censura contra Enrique Maya, moción que podría concluir con la designación de Esporrín como nueva alcaldesa tras contar con los votos de Bildu y Geroa Bai, quedando así Navarra Suma relegada a la soledad de la oposición.