Tras seguir con grandísimo interés el desarrollo del procés seguido por el Tribunal Supremo contra los dirigentes catalanes acusados de haber promovido rebeliones, sediciones, revoluciones y que sé yo que gravísimos pecados más, dirigidos todos a separar Catalunya del indisoluble Imperio, llaman la atención dos circunstancias concurrentes en este procés. La primera es que se pueda tardar tanto en hacer pública una sentencia, que pocos dudan de que ya esté atada y bien atada desde el día siguiente al l-0. La segunda es que nadie en Catalunya haya agradecido al Tribunal una actuación tan sectaria y tan políticamente mediatizada y polarizada, que ha logrado que, al terminar este procés, haya ahora en Catalunya por lo menos un millón más de independentistas que antes de haberlo empezado. Y cuando salga la sentencia, otro millón más por lo menos. Es impagable la contribución que este asunto está haciendo a la causa del independentismo catalán. Se aconseja a todo el franquismo español que lea El reto y la respuesta, del historiador británico Arnold Toynbee. Si lo leen con los ojos de la inteligencia abiertos, se les quitará la catarata que tienen en el ojo político.