por medio del presente escrito pretendemos realizar una reflexión fruto de nuestra experiencia profesional, así como de contacto con una realidad que para mucha gente pasa desapercibida, o bien como algo que está ahí y ya está.

Se trata de una parte de los ciudadanos de Navarra que están atendidos de una manera poco adecuada ya que se carece de medios apropiados, tanto de recursos económicos suficientes como de recursos dotacionales adecuados para el correcto desenvolvimiento en su actividades de la vida diaria. Hay una parte de la población en Navarra, que son esas personas que hay que cuidar y atender, pero de una forma correcta no paños calientes o con parches para salir del paso. Puede haber muchas personas que no se les considere que se les está atendiendo bien, y dentro de esta pequeña población nos encontramos con el sector de la discapacidad. Personas todas ellas con unas necesidades especiales por cubrir, pero que también necesitan que se cumpla con sus prioridades y afectos.

Centros asistenciales donde es necesario invertir para que reúnan unas condiciones dignas, centros con escasos recursos humanos de personal que hace que las condiciones laborales se resientan, centros sin espacios donde poder desarrollar nuestro trabajo y que éste redunde en un bienestar hacia los usuarios/as, centros con mantenimiento cero por falta de personal con ayudas técnicas deterioradas.

Sí, todo esto se consigue a través de unas partidas presupuestarias adecuadas (dinero), para que estas personas vivan en unas condiciones dignas y no se conviertan en navarros de segunda categoría.

Tenemos presupuesto para la emancipación de los jóvenes, subvenciones para determinadas actividades en centros escolares, inclusión social para las personas, etcétera, pero parémonos a pensar cuántos puntos están recogidos en el acuerdo programático que se va a presentar en el Parlamento navarro para el debate de investidura donde se recojan todas las inquietudes y necesidades en discapacidad. Porque tenemos muchas necesidades en nuestro sector, tanto en el ámbito laboral como en toda la población asistencial, y que requiere de unas atenciones que muchas veces distan de ser de calidad por los muchos desajustes que hay.

Como conclusión, y no nos gustaría que se cumpliera, pero hay veces que pensamos que hay navarros de segunda clase o de segunda categoría, porque, no los hay, ¿verdad?

¿O tal vez son imaginaciones nuestras?

Firman esta carta: Fernando Zoco, José Antonio García, Maite Loidi, Graciela Da Cumba, Javier Monreal Delegados en CAIDIS Valle del Roncal