¿Has hablado con Otegi? Yo no. Yo sí. Le vi un día pasar de lejos. Me he enterado por la prensa. En el sistema político nacional hay una nueva medida que sirve como ninguna para saber lo demócrata que eres, el otegi. Todo depende de tu posicionamiento respecto a Arnaldo, a Don Arnaldo, como dirían en los medios de la derecha si tratasen al resto como se tratan a ellos mismos. La política de barrio, la municipal, la provincial, la de los estados que vendrán, la de los que nunca llegarán, la nacional, la internacional, hasta la exopolítica. Todo gira alrededor de su persona, o sea, aldeanismo puro. El bucle melancólico transustanciado en mito del eterno retorno por la intelectualidad que lo predica. Vamos, que sin Don Arnaldo no pueden vivir. La política, que era un juego de ajedrez Donde la estrategia iba más allá del movimiento en el que todos/as poníamos los ojos, se ha convertido en el juego de los montones, Donde con un simple golpe de mano hueca se quiere ganar la partida y llevarse los cromos de los demás. La izquierda y la derecha nacionales españolas solo hablan del pasado de los otros, pero sus monstruos no salen del armario porque no caben por la puerta, bien alimentados de muerte y razón de estado. El otro día emitieron una entrevista a Otegi por televisión, por televisión repito (es muy chistoso cuando los amantes de lo privado se escudan tras lo público para defender los derechos del día); por televisión decía: un medio que resucitaría a Pinochet para hacerle un polígrafo, o a Mao para una sección cultural. En fin. Que se sepa el señor Otegi ha cumplido pena de cárcel por acción y/u omisión, eso que venía en el catecismo, y ahora mismo es un dirigente político libre según las leyes del Estado español, esas que ha sufrido con mucha más firmeza y rigor que aquellos/as que las llevan en la boca pero que luego hacen lo indecible para que no se las apliquen. Así que por el bien de la ciudadanía a hablar con Don Arnaldo Otegi. Y eso que yo soy más de “sin fronteras, ni banderas”.