El pasado día 10 de agosto la Sociedad Deportiva Cultural de Echavacoiz organizó un evento enfocado a los niños y niñas con la presencia en el lugar de un becerro de apenas unos meses de vida. Un becerro en unas piscinas. Me pregunto qué tipo de diversión se espera encontrar mediante el maltrato hacia un animal en pleno desarrollo fisiológico, cuando la propia naturaleza del lugar no es capaz de ofrecer otra alternativa más cívica. El maltrato animal no parece ser la manera más educativa de buscar ningún tipo de desarrollo psicológico o personal en el niño. Más bien, todo lo contrario. Un animal que está asustado y débil, aturdido por haberlo sacado de su hábitat natural. Buscar el entretenimiento de los niños a costa de perseguir y asustar a este animal, el cual siente y percibe sensaciones de miedo y angustia, con reacciones psicosomáticas y trastornos psicológicos al igual que nosotros, resulta poco pedagógico.

Existe constancia entre los socios de estas instalaciones sobre cierto malestar por este tipo de iniciativas de lo más extravagantes y son ellos, socias y socios, los que deben de hacer llegar dicha queja a la gerencia, para que estas propuestas rescatadas de algún momento del medievo no tengan espacio en la sociedad del siglo XXI.