la incertidumbre económica y política en la Unión Europea, España y en Navarra se mantiene en agosto, en unos momentos en los que nos encontramos sin gobiernos con suficientes respaldos parlamentarios, tanto en la Unión Europea como en España, y Navarra se necesita gobiernos estables que afronten con urgencia esta situación, ya que las economías avanzadas, entre ellas la de España, tienen dos graves problemas: fuerte endeudamiento y falta de productividad que en cualquier momento y ante la ausencia de reformas estructurales, como la propia Comisión Europea reconoce en sus informes de incumplimientos de las CSR, podrían explicitarse de forma virulenta.

La economía española y de la Zona Euro estaría experimentando un periodo “muy calmado aparentemente, invisible pero amenaza latente” si bien advertimos que esta estabilidad no evitará que cualquier acontecimiento pueda disparar la incertidumbre y profundizar en la actual desaceleración a una recesión económica, para el 2010 y 2021.

¿Estamos ante un cambio de ciclo económico con la incertidumbre de una nueva desaceleración?

Estamos frente a un problema “de naturaleza” y otro “de magnitudes”. El problema de naturaleza tiene que ver con dos hechos: el primero de ello es que en nuestro análisis no se vislumbra ningún componente de estímulo fiscal ni monetario más allá de las bajadas de tasas, para que asegurar un crecimiento sostenido en el tiempo. El segundo factor -y esto es crucial- es que se pierde de vista la necesidad perentoria de generar un superávit comercial mucho más abultado del actual, de manera tal que se ingresen los euros necesarios para el pago de la deuda. En el ámbito interno pesa la incertidumbre en torno al proceso de reducción del déficit, necesario para reducir la deuda pública, que es la principal vulnerabilidad de la economía española, que viene mostrando el BdE desde principio de año de forma reiterada y que irían más allá de las explicitadas por el FMI, OCDE, la Comisión Europea o el BCE en sus múltiples informes sobre la economía española.

La ralentización del crecimiento al 2,2 % en 2019 -frente al 2,5 % de 2018- se explica por el empeoramiento del contexto exterior, que afectará a las exportaciones, así como a la inversión empresarial. También encontraría explicación en el agotamiento de la política monetaria acomodaticia y no convencional ante la falta de acompañamiento de la misma de reformas estructurales económicas del mercado de productos desde el lado de la oferta.

En España el gasto público está impulsando la economía a cambio de generar deuda. Las familias en 2018 gastaron e invirtieron por encima de lo que ingresaron por segundo año consecutivo. El superávit con el exterior se ha deteriorado con suma velocidad, cuando es necesario mantenerlo para poder recortar la elevada deuda externa y es un termómetro que nos genera gran preocupación.

También máxima atención merece la situación de solvencia y sostenibilidad financiera de alguna entidad financiera de la Zona Euro con carácter sistémico, ya que la misma puede incrementar la volatilidad de los mercados, incluso actuar como “cisne negro” para la puesta explícita de manifiesto de debilidades económicas hasta la fecha latentes.

Añadimos la última “encuesta de condiciones de vida” del INE: el 21,6 por ciento de la población española vive por debajo del umbral de la pobreza. Es decir, sobrevive con unos ingresos inferiores a 8.500 euros/año. Además, EUROSTAT nos alerta que España es uno de los países centrales europeos en los que más ha crecido esta población en riesgo.

Frente a esta difícil situación económica, la Plataforma considera que es urgente la constitución del Gobierno de España con amplio respaldo parlamentario, para que la sociedad española y los acreedores internacionales puedan contar con un interlocutor estable, que permita afrontar la coyuntura económica de la mejor manera posible, para minimizar los riesgos y aprovechar las fortalezas de nuestro tejido empresarial, fundamentalmente PYMES y autónomos.

La Plataforma Pymes propugna que para abordar esa difícil situación económica de toda la Zona Euro, se implante a través de un plan, a medio y largo plazo, un capitalismo inclusivo de igualdad de oportunidades, frente al rentista y extractivo imperante desde la II Guerra Mundial de rentas excesivas, que pueda, a través de una devaluación estructural, basada en la mejora de la productividad, dar solidez a la economía y con ello, garantizar empleo de calidad, bienestar social, y en general una redistribución de la riqueza exante mediante una formación justa de precios, acometiendo profundas reformas estructurales económicas del mercado de productos que se reflejen en los PNR de los distintos estados miembros de la UE.

El autor es secretario de la Plataforma Pymes