Ante un problema es preciso saber si el sujeto lo percibe como tal, si quiere resolverlo, si lo comprende y si tiene la capacitación para solucionarlo. En este momento, tras la presentación de su “programa común progresista”, nos ha demostrado, por enésima vez, que no percibe el problema catalán, o no quiere resolverlo, o no lo comprende, o no tiene la capacitación para resolverlo.

La historia nos ha enseñado que el Estado español sólo percibe y está capacitado para perpetuar y maximizar su poderío centralizador, son un agujero negro que todo lo absorbe y destruye todo lo que les es diferente.

Y la muestra de su mayor falsedad la manifiestan con la repetición de su mantra de que el problema catalán es de convivencia, y así nos ningunean y ridiculizan; fórmula repetida por sus escuderos Ábalos, Borrell, Calvo, Celaá, etcétera; y, de ese modo, cierran su círculo “virtuoso”, ya que solventan su disonancia cognitiva potenciando su atavismo.