El envejecimiento de la población española supone un reto a todos los niveles, teniendo en cuenta que las personas mayores hacen un mayor uso de la sanidad pública y requieren de servicios sociales.La situación de confinamiento para detener la pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto la penosa situación de algunos ancianos, carentes de cuidadores o sin poder recurrir a ellos por miedo al contagio, que tienen que arreglárselas solos cada día para llevar a cabo sus rutinas diarias: comida, aseo, medicación, etcétera. Por eso, muchos científicos han empezado a trabajar en una posible solución a este problema: la robótica asistencial. Se trata de robots que interactúan y dan soporte físico y mental a las personas mayores.El Gobierno de Japón, debido al envejecimiento de la población y la carencia de personal enfermero, lanzó en 2018 un plan tecnológico para que los robots cuidaran en 2020 del 80% de los ancianos. Para ello, el Gobierno nipón ha impulsado numerosas empresas tecnológicas con el objetivo de que produzcan dispositivos robóticos que ayuden a las personas mayores en sus tareas diarias: levantarse de la cama, sentarse en una silla de ruedas, bañarse, hacer ejercicio o incluso jugar con ellos.Los robots no sustituirán a los cuidadores, pues seguirán haciendo falta, pero sí permitirá a los cuidadores y sanitarios dedicarse más a fondo a la asistencia personal y psicológica, especialmente en las personas con Alzhéimer.En la actual situación de confinamiento a causa de la pandemia, los yayorobots podrían solucionar el problema de muchas personas mayores. Debemos superar los tabúes que origina la inteligencia artificial y pensar seriamente en lo que los robots pueden ayudarnos. Ojalá todas las personas mayores tuvieran ya su yayorobot.Buenas tardes o buenos días, depende de cuándo lo estén leyendo. En estos días que tanto se les aplaude a los sanitarios, me gustaría que se pusiesen por un momento en la piel de los siempre olvidados, los enfermos mentales. Por desgracia a día 23 de marzo, lunes, he tenido que ir a urgencias por una descompensación en mi estado anímico, y cuál ha sido mi sorpresa que la psiquiatra que me ha atendido me ha comentado: "hemos tenido que cerrar el pabellón de psiquiatría para poder atender mejor a las personas que estén infectadas por el famoso virus". Estoy totalmente de acuerdo en que se habiliten espacios públicos sanitarios para detener esta pandemia, pero lo que no veo ni bien ni de recibo es que cierren toda una planta y que se tengan que hacer cargo los familiares de los abandonados, en esta sociedad tan materialista y superficial.Gracias a lo que sea, en prensa ya no nos marcan nunca o casi nunca con la coletilla "tenía una enfermedad mental" a los asesinos; hemos empezado a quitar estigmas a tales enfermedades, pero, una vez más, nos vuelven a dar por el culo.Al igual que es complicado atender a los nietos y nietas por los abuelos (son de alto riesgo), de igual manera o inclusive más es hacerlo de una persona que está pasando por una situación difícil que a nadie nos gusta pasar. Por favor pido, y no creo que sea demasiado, que los familiares de alguna persona con trastornos mentales no se contagie del COVID-19 y pueda atender a su prole como es debido.