Me dirigía hoy a hacer la compra y, mientras pasaba por al lado de algunos jardines, me iba percatando de algo que me había pasado inadvertido. Debido al parón generalizado, el césped se había dejado crecer las melenas de hierba y en sus descuidadas pelambreras habían florecido un montón de margaritas y dientes de león.Curiosamente estos jardines, libres de la esclavitud de ese hábito de la estética humana, dejados a su libre albedrío producían flores, condenadas de antemano a no ver la luz y me preguntaba: qué será de nosotros los humanos, liberados de esas inercias que también nos someten a vidas sistematizadas por largas jornadas de trabajo.Este tiempo de calma, de recogimiento, puede tener en sus entrañas el potencial de llevar a cabo iniciativas creativas, de cambio personal, que en circunstancias normales no se dan y que pueden embellecer también la experiencia de nuestro jardín interior.Desde una perspectiva colectiva, dentro de poco nos darán la consigna de volver a la normalidad, y mucho me temo que si no somos agentes activos, la inercia del sistema, con su cortacésped, vuelva a dejar la hierba social toda muy igualada, con una apariencia de monotonía y ausencia de flores.Hoy en día se habla mucho de vivir las crisis como oportunidades de cambio para transformar nuestra relación con nosotros mismos y con el entorno de manera positiva. No cabe duda que nos encontramos ante un trance colectivo de gran impacto, en el que algunos incluso se han aventurado a decir que estamos ante el alumbramiento de un nuevo cambio de paradigma que puede llegar a alterar de forma radical nuestro comportamiento social.Es muy difícil hacer proyecciones desde una perspectiva social en esta coyuntura y, al margen de éstas, es tiempo para que no nos convirtamos en espectadores a la espera de que los cambios sucedan de manera espontánea. Es tiempo para que cada persona intente ser protagonista de esas transformaciones que necesita este planeta, para facilitar la existencia en armonía de la familia humana en este potencial paraíso llamado tierra.Para finalizar este escrito recurro a esta inspirada frase de Gandhi: “Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”.