ace un año empezamos a elaborar este proyecto para hacer posible una buena práctica en el camino hacia una vida libre de violencia: "el Camino de Santiago amable, seguro y libre para las mujeres", que estaba previsto para su realización en marzo 2020, pero pospuesto a consecuencia de la COVID-19.

En nuestras cabezas, especialmente en la de Kris como buena peregrina, además de promotora de igualdad, junto con Mayte López, otra compañera técnica de igualdad, apareció la necesidad clara de poner las gafas de género para mirar el camino de Santiago.

Y como las tres coincidíamos en Estella-Lizarra propusimos su comienzo desde este Ayuntamiento, conocedoras de su trayectoria de impulso y compromiso con las políticas públicas de igualdad. Allí, en Estella-Lizarra será el inicio para continuar el recorrido del Camino en colaboración con otros ayuntamientos y entidades diversas, desanudando los nudos de la desigualad estructural que afecta a las mujeres en una sociedad todavía, -y a pesar de los avances-, discriminatoria e insegura para las mujeres solo por el hecho de serlo. Gracias por ser los y las pioneras, por permitir abrir esta nueva ventana hacia la transformación feminista para una vida segura y libre para todas las personas.

En este reparto absurdo, pero intenso, que ha hecho el sistema patriarcal de quién debe estar en el espacio público y quién en el privado, a las mujeres se les negó el primero. Pero lo cierto es que, gracias a la lucha y esfuerzo individual y colectivo de mujeres, asociaciones feministas, y áreas de igualdad, entre otras, se ha hecho posible que este espacio público, el Camino de Santiago, sea transitado cada vez por más mujeres de todos los lugares del mundo y, en su mayoría, realizándolo en solitario. El año pasado por primera vez en la historia llegaron a Santiago más mujeres que hombres.

Estamos, pues como decíamos, contribuyendo a desatar los nudos estructurales de la desigualdad de género, propiciando la autonomía de las mujeres en el actual contexto económico, social y sanitario, así como transformando los privilegios en derechos.

El objetivo de este proyecto, de esta buena práctica, es recordar que, así como la vida cambia, se desarrolla y evoluciona, también con ella lo hace el Camino de Santiago. Y en ese desarrollo es imprescindible la igualdad de género. Que nos permita ver lo que a veces no se ve y modificar aquello que la entorpezca. Y en las formaciones realizadas hasta ahora nos están confirmando que era necesario realizar este trabajo.

Con este proyecto también queremos poner en valor la Ruta Jacobea, por ser una ruta enriquecida por tanta diversidad de experiencias y culturas que ayudan al desarrollo de las diferentes comunidades. Este Camino aporta muchos valores intrínsecos.

Es por ello que pretendemos hacer un Camino más amable, seguro y libre para las mujeres, en el que queden impregnados los valores de la igualdad entre hombres y mujeres y los derechos humanos que garantizan una vida libre de violencia sexista. De hecho, es la primera vez que se va a visibilizar la perspectiva de género en el Camino de Santiago.

Durante muchos meses y a pesar de las dificultades de la COVID-19 hemos trabajado en la elaboración del Protocolo de Actuación por un Camino de Santiago amable, seguro y libre para las mujeres. ¿Qué hago si presencio una agresión sexista? Buscamos que se respete el derecho de las mujeres a transitar por el Camino de Santiago con la mayor seguridad posible, además de tener claros los recursos y cómo actuar ante los diferentes escenarios posibles de agresiones sexistas.

Y por ello, en ese día de inicio, el 13 de septiembre, se entrega el diploma a quienes han hecho la formación en Estella-Lizarra y la placa y protocolo visible para ponerlo en los albergues.

También queremos mostrar todo nuestro agradecimiento y reconocimiento a quienes trabajan desde las asociaciones del Camino, y nombrar especialmente al Pacto de Estado y la Delegación del Gobierno que, junto con el Ayuntamiento de Estella-Lizarra, hacen posible el inicio de este Camino hacía la igualdad desde un Camino seguro, amable y libre para las mujeres.

Asimismo, esta iniciativa quiere reconocer y recordar, -y a través de ella a todas las víctimas-, a la peregrina estadounidense Denise Pikka Thiem, asesinada en el Camino el 5 de abril de 2015. Y es que lo que no se nombra no existe, y queremos que se nombre, se recuerde se haga justicia reparadora y que no vuelva a suceder.

Como nos recuerda Paulo Coelho, Santiago no es el final del Camino, sino el principio. Tampoco este proyecto es el final, sino el principio de una magnífica experiencia que, estamos seguras, va a significar una transformación profunda en nuestra forma de mirar y sentir el Camino, y en dar seguridad a las mujeres que lo realizan. ¡Aquí está nuestra mano!

De la misma forma, estamos convencidas de que va a servir para sensibilizar en la igualdad entre hombres y mujeres a todas las personas que se animan a realizar esta aventura del Camino, a quienes atienden los albergues y a los pueblos y ciudades por los que va a transitar. El Camino no se anda, se vive, la igualdad, también. La igualdad de género ha de ser una realidad vivida; por eso estamos aquí y desde aquí y os animamos a continuarlo.

Kris Aisha Montero Sistiaga es promotora de Igualdad y educadora social. Tere Sáez Barrao es técnica de Igualdad, pedagoga y exparlamentaria