En contestación a su carta titulada Relaciones sociales, protección de vida y covid-19, publicada el pasado día 29 de octubre, he de decir que hay muchos caminos en esta vida pero, sin duda, usted ha elegido el más fácil. El único que cree que le va a cubrir sus espaldas (que no su conciencia).Lo que realmente cubre las espaldas es respetar y aplicar la Constitución y no vulnerar los derechos fundamentales de las personas. En este caso, el de algunas, como son los residentes de las residencias de mayores.Estamos hablando de derechos fundamentales, los cuales no entienden de riesgo, y usted los está vulnerando. Pedimos fin a esta situación.Que luego la vida tenga riesgo, pues sí señora consejera, pero es la vida. El riesgo cero no existe ni existirá.Empecemos por restablecer sus derechos, y luego veamos qué soluciones existen, si es que las hay€ Puede que lo único que quede sea, vivir y vivir, hasta morir. Pero vivir y morir con dignidad y libertad, no en soledad, desamparo y desesperación. Porque muchos de ellos prefieren morir viviendo que vivir muertos por el hecho de ser residentes en residencias de mayores.Cuando usted considera "un problema convencer de todo esto a familiares€", decirle que ni se moleste en intentarlo, pues no existe argumento alguno para convencer que la vulneración de los derechos fundamentales es una solución a este problema, que por cierto ha venido para quedarse largo tiempo.Y le aseguro que cuando usted dice "volveremos a retomar€" muchas de estas personas no retomarán nada, porque ya no estarán, no tienen tiempo.¡Ah! Por cierto, no me venga ahora diciendo que tiene la ratificación de los tribunales. Porque desde un Gobierno democrático, este punto nunca debería haber llegado al juzgado.