En esta época que nos toca vivir con la covid-19 y con los futuros retos de otras posibles pandemias que puedan llegar, se está hablando mucho de invertir en salud por parte del Estado. Los poderes públicos y los políticos deben ser conscientes de la importancia de no escatimar en los gastos que sean necesarios, pero hay otra inversión tan importante o más que esa y que depende de cada uno de nosotros. Estoy hablando de los hábitos de vida saludables, cómo estos influyen en la salud de cada individuo y, por ende, en la sociedad. Desde el punto de vista de enfermería debemos incidir en aspectos importantes para tener unos buenos hábitos de salud como son: la alimentación, el ejercicio, el sueño, la salud emocional y la reserva cognitiva. Cuanto más temprano en la vida empecemos a invertir en la propia salud, mejor será, pudiendo comenzar no solo en atención primaria, sino también desde los propios colegios.Tenemos que darles a los ciudadanos los conocimientos y las herramientas necesarias para saber cuidarse y mostrarles cómo eso va a revertir en una mayor calidad de vida. Llegar con una salud óptima a la vejez y poder vivirla en plenitud, sin depender tanto de asistencia sanitaria, liberará múltiples recursos sanitarios que podrán también ser dedicados a atender posibles crisis sanitarias futuras.