Hoy es 6 de enero de 2021, estoy contento, he dormido poco, los nervios no me han dejado descansar, mi abuelita me ha dicho que vendría pronto a despertarme para abrir mis regalos.No sé, se le han debido pegar las sábanas. El día de Nochebuena fuimos todos sus nietos a cenar a su casa. La verdad, lo pasamos superbien, incluso nos dejaron quitarnos las mascarillas. Mi madre me dijo que no me preocupase: "Tu primo no te va a contagiar".Vivimos, como el año pasado, una Nochebuena divertida, compartimos mesa, bailes y panderetas, cantamos villancicos y contamos chistes, pero lo más chulo fueron los besos de mi yaya, los abrazos, los deseos de salud para el año que viene.No aguanto más, mi yaya no llega, mis regalos, tengo que abrirlos, pero, ¿y si me levanto, se enfadará mi yaya?Se acabó. Sigilosamente salgo al salón, pero no encuentro regalos. Mi ama llora desconsolada en la silla donde siempre se sienta mi yaya. Llora y llora pidiendo perdón."Ama, perdóname"........................,..Han pasado varios días, mi yaya todavía no ha venido, mis regalos siguen sin aparecer, mi aita me abraza y me susurra al oído: "la yaya ya no vendrá más, se ha marchado para siempre"...............Año 2025Ahora entiendo la petición de perdón de mi ama, nosotros matamos a mi abuela. La Nochebuena de 2020 debimos quedarnos en casa.
La autora es enfermera del Complejo Hospitalario de Navarra