Llegan fechas importantes para los cristianos, estamos en plena Cuaresma y se acerca poco a poco la Semana Santa, tiempo de reflexión, recogimiento, dolor y esperanza. Para quienes vivimos este tiempo con mayor intensidad van a ser días de nueva espera, recuerdos y cierta desilusión porque no vamos a poder levantar sobre nuestros hombros a Nuestra Madre la Virgen Dolorosa para acompañarla en su caminar por las calles de Pamplona. Por segundo año consecutivo no hay Traslado, así tiene que ser, hay que ser responsables y pensar en los demás y no solo en uno mismo.Este año nos toca arrimar el hombro de otra manera. Todos los que formamos parte de la Hermandad de la Paz y Caridad, Hermanos y Hermanas, seamos niños, jóvenes o mayores, hombres o mujeres, portadores o exportadores vamos a demostrar que Ella no está sola y por eso le acompañaremos en estos días en los que su Hijo va a ser crucificado por todos nosotros, para salvarnos.Nos toca arrimar el hombro para ponerlo al servicio de quien más lo necesita, de quien se siente solo, triste, desesperado. Nos toca arrimar el hombro y empujar, ponerlo para que otros puedan descansar. Ponernos en posición de firmes y aguantar el peso que otros no pueden sostener. Vamos a empujar con firmeza para que este mundo se sostenga en la fe y en la esperanza, y en la alegría de ver crecer a sus hijos mirándole a María a los ojos y diciéndole "te quiero".Lo más importante de estos días se encuentra en nuestro interior, en darle verdadero sentido a lo que va a suceder. Bonito y vistoso es lo externo sí, el Traslado, los Monumentos, la procesión, el Retorno, pero lo que verdaderamente hay que preparar y engalanar es el corazón, lo que hay que afinar y abrir es el oído, lo que hay limpiar y saber enfocar es la vista y lo que hay que clarear y cuidar es la voz. Con todo esto preparado le daremos sentido a la Semana Santa y podremos acompañar a la Virgen Dolorosa en su soledad.Este año, encima de nuestros hombros, colocaremos a nuestros mayores y les daremos compañía, mantendremos nuestras tradiciones y creencias sin complejos ni vergüenza y enseñaremos a nuestros niños que nuestra vida tiene sentido desde la fe y se queda vacía con los valores mundanos. Colocaremos también a quienes no han podido vencer el maldito virus que nos acecha, honrando su memoria, y sostendremos con nuestro apoyo a los que siguen cuidándonos y haciéndonos este tiempo de pandemia más fácil.En definitiva, como María, nos toca arrimar el hombro, tener valor y confiar en Dios.

Prior de la Hermandad de la Paz y Caridad