orroborando el escrito de José Antonio Gurrea Martínez, actual Jefe de Área de Tráfico y SV de Policía Foral de Navarra, publicado bajo el título de Tres muertos por causas Vviolentas en dos semanas, la primera buena y gran noticia es el hecho de poder hablar de forma más frecuente, sobre todo gracias a los medios de comunicación en general, acerca de no solo la siniestralidad en la carretera, sino de la seguridad vial. Quienes nos dedicamos a la SV sabemos además de lo relatado por el jefe de Área, quien enumeraba tres causas (influencia de alcohol/drogas, distracciones y velocidad), la relevancia de la transversalidad como eje principal de esta también pandemia global. Disculpe el lector si esta afirmación no causa el impacto del que dispone, pero la siniestralidad en la carretera ya era tratada como pandemia por la OMS desde hace décadas, aunque aplicado dicho término en el año 2020 en adelante, parece que la importancia de dicho adjetivo no logra alcanzar su plenitud ni significado. Éste es otro problema añadido a día de hoy, donde los que nos manejamos en SV sabemos que es un producto que no vende porque no resulta interesante en general, y por tanto no hay conciencia ni concienciación que tanta falta hace, y si además ahora ensalzamos el grado pandémico atribuido desde hace años, tampoco beneficia al alcance de la materia, pues en nuestro actual estado la palabra pandemia satura al lector. Pero ese es ya otro tema.

De lo que sí que merece la pena hablar, apostar y desarrollar es el futuro que el autor del artículo menciona, más si cabe disponiendo de las transferencias en materia de tráfico y seguridad vial a nuestro territorio foral donde, siendo ésta un claro apoyo, se reabre un nuevo marco en Navarra. El objetivo es la reducción de la siniestralidad al máximo posible, así como la mejora de la movilidad. La apuesta por la Educación Vial como materia ya ha llegado a la formación profesional en su reciente Real Decreto 174/2021 del 23 de Marzo por ejemplo, pero no cabe olvidar que Parque Polo, así como también Policía Foral y locales ya vienen sembrando de concienciación a muchas generaciones. Otras instituciones como Adacen, por nombrar una, vienen igualmente colaborando mostrando el testimonio de quienes han sufrido un siniestro vial y padecen las terribles consecuencias, o la plataforma #okupasmotorizados mismamente denuncia a diario el indebido uso de plazas de aparcamiento que corresponden únicamente a personas (que no números) con movilidad reducida bajo el célebre slogan Ponte en su lugar y no en su sitio. De hecho, el etcétera es más bien largo, lo cual nos viene a decir que, efectivamente, ya tenemos una base consolidada, y el apunte de futuro que José Antonio Gurrea Martínez señala es el camino.

Las consecuencias pandémicas han transformado la movilidad, sobre todo en grandes ciudades, y en parte la mirada se pone en un núcleo que hasta hace bien poco iba decreciendo en actividad (que no necesariamente en riesgo). Es el entorno laboral, que bien traído se menciona en el artículo de referencia, el que tiene también que apoyar y trabajar para lograr poner orden en su propio sector antes de que se disparen mucho más las cifras donde, insistimos, son y somos personas con nombre y apellidos, con familia y con un destino cada vez que realizamos un trayecto, un desplazamiento. Éste no puede ser inseguro, sino justamente todo lo contrario. Los servicios de prevención y las empresas tienen una responsabilidad sobre la siniestralidad vial y la nueva movilidad, así que, con un creciente número de transportistas y el auge de la venta online, estos desplazamientos han traído nuevos escenarios donde ya es patente hablar del mismo en términos negativos y rojos. A tiempo estamos todos, pero también hay mucho más. Pero eso mejor para otra ocasión.

El autor es experto en Seguridad Vial por ONU