Al comienzo de este curso se impuso la jornada continua en los colegios como medida sanitaria. Al no haber clases por las tardes ni actividades extraescolares, el número de usuarios/as de los comedores escolares descendió en torno al 50%.Hubo que dar gracias por permitir que los comedores funcionasen (ya que en un principio no se contemplaba). A pesar de que se respetaron a rajatabla medidas, protocolos y separación de grupos y burbujas, no hubo ningún tipo de ayuda oficial a los comedores ordinarios para poder llevarlo a cabo y las familias soportaron subidas de más del 25% en los recibos. A pesar de todo aguantamos ERTE, despidos, reducciones de jornada y seguimos ofreciendo un servicio sobresaliente e indispensable en todos los comedores. Todo en nombre de la salud.Pero que Educación quiera volver a imponer la jornada continua con los mismos argumentos es un insulto a nuestro gremio, ya que de nuevo volveremos a ser castigadas: más precariedad y más paro para un sector donde el 95% son mujeres.Los comedores escolares son un entorno seguro, por lo que pedimos al Departamento de Educación, una vez más, que se valore nuestro trabajo y que no tome medidas unilaterales imponiendo de nuevo una jornada que nos perjudica gravemente.