No sé ni por dónde empezar, porque indignación es poco para lo que siento. Soy una trabajadora a la que se le administró la primera dosis de Astrazeneca. No nos quedó otra que aceptar la que nos vino, y además agradecidos porque también nos sentíamos privilegiados al poder ser vacunados y empezar a ver la luz al final de este túnel eterno. Ya entonces se hablaba de que era la mala porque había tenido fallos en los ensayos clínicos, porque tenía menos efectividad que la de Pfizer, y porque ya se empezaban a denunciar casos de trombos tras su administración. Cuando recibí la cita tuve mis reticencias, pero me alegré y decidí que me iba a vacunar y, como digo, me sentí privilegiada. No se crean, el día de la vacuna también fui con cierto temor, como a todos nos pasa cuando tenemos que enfrentarnos a algo nuevo, aunque el resultado sea beneficioso: ¿Cómo reaccionará mi cuerpo? ¿Me pondré muy mala? ¿Me pondré verde o me saldrá un brazo extra? Esto último es broma, claro, por quitar hierro al asunto. Y luego todo el mundo preguntaba después: ¿Qué tal? ¿Te duele el brazo? ¿Qué tal las horas siguientes? Sobre todo quienes tenían la cita para días posteriores, normal. A pesar de todos los temores fuimos a vacunarnos y cuando la gente ve que, en general, no ocurre nada grave, se va animando a vacunarse también.Ahora resulta que nos han aplazado la segunda dosis por esos casos de trombos (o a saber) y estamos en un limbo. ¿Nos pondrán la segunda dosis de Astrazeneca? ¿Nos dejarán con una dosis? ¿Nos pondrán la dosis de otra vacuna? La Agencia Europea del Medicamento está recomendando poner esa segunda dosis de la misma, entonces no entiendo por qué no se está siguiendo esa recomendación.Cuando nos vacunaron el criterio era por el puesto que se ocupaba, por la edad (menos de 55 años) y, no nos engañemos, porque de la otra vacuna que se estaba administrando (Pfizer) no había dosis suficientes. Ahora no se vacuna a menores de 60, da igual que seas esencial o no y que te hayan administrado la primera dosis. Todas las vacunas y cualquier medicamento pueden tener efectos adversos y no por eso se dejan de administrar; todos los días hay accidentes de tráfico y no por eso dejamos de coger el coche; todos los días se diagnostican enfermedades derivadas del consumo de tabaco, pero no se prohíbe su venta; los accidentes de avión se cobran cientos de vidas de golpe, pero no por eso se suspenden los vuelos, el Everest se ha llevado la vida de muchos montañeros, pero sigue habiendo gente que quiere subirlo...A mí me gustaría recibir la segunda dosis que me corresponde de Astrazeneca, aunque tenga riesgo.