La presidenta María Chivite requirió en enero de 2020 la “emisión con carácter urgente de un dictamen acerca de la aplicación como mérito del euskera en la zona no vascófona’”. La respuesta le llegó en febrero y no dejaba lugar a dudas (Dictamen 7/2020, página 15):“Puede haber supuestos en los que la valoración de una lengua distinta del castellano pueda ser objeto de valoración, en cuyo caso no se alcanza a ver motivo por el cual pueda ser valorado, por ejemplo, el conocimiento de la lengua francesa o inglesa, y no el del euskera que, además, es una lengua propia de Navarra y todos los ciudadanos tienen el derecho de conocerla y usarla, tal y como dispone el artículo 2 de la LFE (...) además, ninguna de las lenguas europeas se encuentra en esa posición”.Año y medio después, el Gobierno de Chivite ha adelantado que el futuro decreto foral del euskara no valorará el euskara en la zona no vascófona a pesar de valorar el alemán, inglés y francés en toda Navarra.Por tanto Chivite nos debe una explicación: ¿por qué no asume el dictamen del Consejo de Navarra? ¿En qué punto no está de acuerdo? ¿Por qué requirió el dictamen si ya tenía tomada la decisión de antemano?Y, mientras llega el Decreto Foral del Euskara, Chivite puntúa el alemán, francés e inglés en toda Navarra y no valora el euskara ni en la zona no vascófona ni en la zona mixta, algo a lo que ni siquiera se atrevió la expresidenta Barcina.Chivite, Gimeno, Remírez... llevan a cabo una política en el ámbito del euskara que supone una falta de respeto continua a la población euskaltzale de Navarra y a sus socios y aliados de gobierno.