He mencionado en alguna ocasión que tengo la manía, si así se la puede definir, de recortar artículos, fotografías... que por alguna razón atraen mi atención.Conservo una de Joe Biden con el rostro contraído de temor mientras una enfermera le administraba la dosis de refuerzo contra el covid-19. Recordé a alguien que pertenece a la historia. Le tenía pánico a las agujas. Jamás dejó que le pincharan. Tanto es así que murió en la cárcel de Alcatraz por no someterse a los consejos médicos al haber contraído sífilis. De semejante personaje se pueden sacar conclusiones variadas, pero que tuviera miedo cerval hasta ese punto parece increíble. No era otro que Alphonso Capone.Hace pocos días, por ser mayor de 70 años, fui requerido para administrarme la tercera dosis en el centro de salud deTafalla. La doctora pareció un tanto sorprendida por mi comentario: “Con este llevo 138 pinchazos”. Su rostro reflejó cierta incredulidad, por lo que tuve que aclararle que fui donante de sangre y plaquetas. Por cierto, no sé cómo lo harán ahora, en aquellas fechas había que estar conectado a la máquina casi una hora. Al ser grupo 0, Rh negativo, nos llamaban a donar cada tres meses. Para quien no lo sepa, la nuestra se puede trasplantar a cualquiera, en cambio a nosotros es necesario mismo grupo y Rh. Por tan fausto motivo, en cierta ocasión Arzallus declaró que era una de las características de la pura raza vasca. Algo sabría cuando lo dijo. Según estadísticas, el 87% de la población mundial son Rh positivos. En el batzoki de Buenos Aires cuelga en el tablón de anuncios un escrito de las autoridades sanitarias argentinas invitando a los vascos a donar, ya que tienen grandes dificultadas para encontrar sangre de las citadas características.