Lo que pasa en el Estado español con la corrupción no tiene parangón en otros países de Europa. Y no puede pasar en un país llamado democrático.Mientras los ciudadanos estábamos confinados, había gente lucrándose con el dinero público y gastándolo a espuertas en barcos, coches de lujo, relojes..., mientras mucha gente no podía llegar a fin de mes. Mientras estábamos preocupados por el precio del combustible, el Gobierno bajó 20 céntimos el precio, y unas 230 gasolineras del Estado español subieron el precio en vez de bajarlo. Eso denota una falta de ética, de escrúpulos, sin valores, unos sinvergüenzas que parece que en este país abundan.Es el país del chanchullo y la picaresca, y mientras tanto salía la tercera sentencia condenatoria al PP por el caso Gürtel. El presidente Rajoy tuvo que dimitir porque se le presentó una moción de censura por la corrupción de su partido.Me sienta mal que algunos tertulianos afines a la derecha estén sacando otros casos para justificar lo injustificable. Basta ya.