Si algo necesita este país es limar los extremismos. En mi inocencia, y siendo catalán, confieso que estuve a punto de financiar en sus inicios a Ciudadanos con mis modestos ingresos. No hace falta recordar el vergonzoso final personal de un Rivera. Hoy le supera aún, tras su desastre personal en Cataluña, una Arrimadas que no ha sabido ni en este debate sobre el estado de la nación, incluso habiendo tantos motivos para criticar en serio con dignidad, pronunciar sino unas groserías tabernarias que contribuyen a empeorar la situación de todos y a hundir aún más a Ciudadanos. De esas tristes cenizas ¿no habrá políticos sensatos que reencarnen un centrismo tan necesario para nuestra democracia?