Os voy a contar una anécdota que me hizo gracia y demuestra el nivel de cultura que todavía existe en nuestros pueblos y la influencia de la ignorancia. Mi hija Leire fue a mi pueblo un día con sus compañeros de clase, niños de ikastola, y como es lógico los niños hablaban en euskera. Una señora, al verlos les preguntó con cara adusta, por decir algo suave, a qué habían ido al pueblo; y mi hija, que desde muy pequeña se plantaba ante cualquiera, al ver su actitud le contestó: mi padre y mi abuela son de este pueblo. La señora preguntó por los apellidos y mi hija le contestó con mis dos primeros apellidos Ezpeleta Brun. La señora se quedó sorprendida y le dijo: "¡Ah!, entonces medio pueblo es vuestro". Y se marchó.