Tienes que querer ahorrar mucho. O estar muy concienciado. O simplemente estar más colgau que una percha. Porque si no, no coges el autobús. Si no, te vas en tu coche, oye, y tan ricamente. Porque lo del transporte público y ecológico no lo ponen nada fácil. Y ahora aún más: desde que el NBUS de Vitoria, al que estábamos esperando como agua de mayo, tiene el monopolio de parada en Irurtzun, a las líneas Mugiroarra, Leitzaran y Roncalesa no les permiten coger pasajeros en Irurtzun con destino a Iruñea o viceversa.

Esto ha supuesto una reducción de horarios de transporte público Pamplona-Irurtzun de aproximadamente un 40%. Esto implica, además, que mientras la línea de NBUS se masifica hasta tal punto de que casi no queden asientos (sí, negacionistas del bus, los autobuses se utilizan), otras líneas, que llevan prestando un servicio público desde hace décadas, quedan infrautilizadas, al ser penalizadas por medidas gubernamentales que las dejan al borde del abismo. 

Es un despropósito que, en tiempos en los que los campos de Mendialdea ya empiezan a amarillear a causa del cambio climático, haya autobuses circulando por una localidad sin que puedan recoger a gente, obligando a la población a utilizar más el coche. Es un despropósito que medidas que en principio eran de carácter progresista, ecologista y social, supongan finalmente un retroceso.