Es una realidad constatada que el aislamiento provoca miseria sexual. No represento a nadie, excepto a mí mismo como parte del colectivo de personas con trastorno mental.

Relacionarse con otras personas no solo es un hecho beneficioso evidente, sino necesario, vital, para nuestro desarrollo equilibrado. Obtener placer a través del sexo; con tu cuerpo en contacto con otros cuerpos ajenos al tuyo, es una oportunidad que nos ofrece esta vida y que nos aboca hacia una existencia plena a la que debiéramos poder optar todas las personas libremente.

Abandonando patrones establecidos, quizá válidos para una gran mayoría, pero no para quien percibe la realidad de un modo minoritario, se puede decir que la manera de relacionarse es diferente al sucumbir en el aislamiento; pero esto no te exime del deseo legítimo para adquirir un ámbito íntimo, digno y seguro donde relacionarte.

Una sociedad que quizá se jacta de liberal y, sin embargo, posee huecos como la asistencia sexual terapéutica (esto es: una ayuda práctica en el terreno del contacto físico y en todo lo relacionado con la sexualidad), no debiera hacer caso omiso de una exigencia así, de la tendencia hacia esta solución: una relación franca sin temores que implicase el crecimiento emocional de la persona, un espacio donde se perdiese el miedo y donde se descubriera la capacidad para amar de tu propio cuerpo. Parece ser algo que la actual sociedad niega a quien padece un diagnóstico mental. La necesidad de regular una ayuda de este tipo es evidente para cualquiera con un mínimo de apertura. Gracias.