Nadie pensaba que el derribo del muro de Berlín se realizaría sin el uso de las armas. Tampoco cómo en pocos meses iban cayendo los distintos regímenes de los países del este. Corrían tiempos de libertad y esperanza. Recordar aquellas imágenes contrasta con la situación actual. Hoy, los vientos son guerreros, siendo el origen el mismo país que en el pasado siglo fue su protagonista. Rusia no es la URSS, pero su afán expansionista era y sigue siendo su objetivo. El viejo continente no puede tener un largo periodo de paz y libertad, porque siempre hay alguna amenaza que lo impide. En la actualidad solamente Oceanía se libra, de momento, de tener conflictos bélicos.

La guerra, en la historia de la humanidad, ha ganado por goleada a la paz, debido a que unos pocos han marcado el destino de la mayoría de las personas. Emociona ver las imágenes de cómo unas decenas de miles de personas, sin piedras, armadas con velas, consiguieron la caída del duro régimen de Alemania Oriental. Contrasta, en el mismo año, con la disolución de estas mismas protestas en la plaza de Tiananmén (Beijing) a través de las armas. La paz y la libertad siempre han tenido un elevado precio de vidas humanas.