En muchos debates sociales se cuestiona el éxito de la mujer. El éxito viene determinado por muchos factores, como es la economía, la inteligencia, el conocimiento del mundo de negocios, ser una persona con valores, ser una persona espiritual, ser una persona con iniciativa, con poder de crítica, incluso de autocrítica y autoconciencia con una inclinación a la propia mejora. Realmente a muchos hombres les asusta una mujer más exitosa que ellos, pero el éxito muchas veces no lo conforma la apariencia ni la felicidad. Existen muchas personas felices con poco y en su vida son personas exitosas. 

La realidad es que la sociedad pone barreras a personas, existen preferencias y esas personas son las que más puertas abiertas para el éxito. La belleza es otro factor de éxito. Vivimos en un mundo superficial y de apariencia y eso muchas veces nos hace olvidar quiénes somos, que es el éxito de nuestra vida, a veces se olvidan sentimientos, humanidad, solidaridad y eso ocurre porque cada persona está centrada en su propio éxito. 

El problema radica cuando una persona está centrada en el éxito ajeno, ya no existe nuestro éxito, buscamos éxito en diferentes direcciones y eso asusta porque creemos que no es seguro, es desconocido, tendemos a convivir con lo seguro sin arriesgar exitosamente. Muchas veces nuestro éxito requiere de la ayuda de otras personas, nadie nace aprendido, se requiere autoconocimiento, se requiere conocimiento del éxito donde podemos realizarnos de una forma sensata y segura. 

En definitiva, todos y todas somos exitosos y exitosas si existimos, el éxito está en nuestro corazón, nuestra intelectualidad y de ahí factores como la salud, la empatía, nuestros derechos y nuestra integridad personal.