La Iglesia es una entidad multisecular que históricamente ha sabido salir airosa de situaciones difíciles. ¿Por qué no ha de salir ahora? Actualmente no corren buenos tiempos dentro de la Iglesia.

Me atrevo a señalar algunos problemas que “claman al cielo”, nunca mejor dicho, podría decir muchos más.

Uno de los más sangrantes es la discriminación de la mujer. En otras instituciones la mujer va consiguiendo lo que parecía imposible, por poner un ejemplo reciente, una mujer es presidenta de México, ni soñar por ahora con una mujer papisa, ni siquiera sacerdotisa.

¿Por qué? ¿Por qué los últimos papas son tan mayores, con las naturales consecuencias físicas y mentales? ¿Por qué las iglesias cada vez más vacías?... No se solucionan estos problemas pidiendo perdón o con simples bendiciones, hacen falta decisiones importantes y valientes.

No sirve hoy en la Iglesia lo que no cabe en el Evangelio ni en la maravilla de las Bienaventuranzas. Y ya que estamos en ello estos días, la Iglesia debe preocuparse más de la Cruz del Calvario que de la cruz de la declaración de la renta.