Hay una conocida empresa de la cosa sostenible que, desde hace varios años, le debe mucho dinero al Ayuntamiento de Cabanillas. La empresa ocupa casi cuatrocientos mil metros cuadrados de terreno rústico municipal, en el que desarrolla la actividad industrial privada de producción de energía eléctrica.

El Ayuntamiento de Cabanillas no parece tener mucha prisa en cobrar una deuda que cada día crece y crece con los intereses que se van devengando. La actitud del Ayuntamiento de Cabanillas en este asunto durante estos años ha sido una actitud pasiva.

Cuando un intrépido vecino (al que amenazaron e insultaron públicamente), allá por noviembre de dos mil veintiuno, solicitó al consistorio que exigiera a la empresa deudora lo que es de todos los cabanilleros, este se puso de parte de los morosos. Todo eran razones para no cobrar. Cabanillas no ponía mucho énfasis en reclamar lo que le pertenecía.

En noviembre de dos mil veintidós el Tribunal Administrativo de Navarra le dijo al Ayuntamiento de Cabanillas lo mismo que le había dicho un año antes el arrojado contribuyente: “hay que cobrar lo que se nos debe”.

Recientemente, de nuevo el TAN y el Juzgado de lo Contencioso de Pamplona han vuelto a dejar meridianamente claro que la empresa tiene una deuda con Cabanillas, deuda que el Ayuntamiento tiene la obligación de recaudar y que aún no ha recaudado. Esta actitud renuente, pasiva y contradictoria, esa doblez y falta de consecuencia del Ayuntamiento de Cabanillas es lo que ha llevado al juez de lo Contencioso a castigarle con unas costas judiciales que debería haber abonado el deudor, costas que naturalmente saldrán de nuestras costillas. 

Para vergüenza de algunos, ahora el juez ha puesto de manifiesto que el Ayuntamiento de Cabanillas incumplió su deber legal de resolver la solicitud efectuada por el vecino en noviembre del veintiuno; que el Ayuntamiento de Cabanillas incumpliendo las obligaciones que la ley le impone, defendió la desestimación de la solicitud vecinal de defensa de bienes municipales por silencio, pidiendo ante el TAN la inadmisión del recurso de alzada formulado por el mismo vecino, es decir, se negó a defender los bienes de todos los cabanilleros y se puso de parte del moroso; y que el Ayuntamiento de Cabanillas, en el proceso contencioso, compareció, cuando ya no tenía otro remedio, para defender una postura contraria a la defendida hasta ese momento.

Esta es la triste anécdota que se traduce en una minuta de costas cuya cuantía todavía no conocemos, pero que, a la vista del montante de la deuda, podría ser elevada y que pone de manifiesto la largueza con la que algunos disponen de lo que no es suyo. Pero lo más importante, lo más llamativo, es que todavía no hemos cobrado y no sabemos por qué.