Es verdad que la sociedad está polarizada y se nos obliga a posicionarnos. En mi caso cada vez me importa menos la política y sus gobernantes. La verdadera polarización social está entre los que tienen el poder y abusan de él, y los que padecen su violencia y agresiones. Hay muchos tipos de abuso: bullying, mobbing (laboral), sexual o por orientación sexual; abuso psicológico, físico o el que se realiza por las redes. Sin olvidar las víctimas de violencia machista y sus muertes. Pero el peor es el que emplean los que tienen más medios para sacar partido a los demás. Me atrevo a señalar a las personas influyentes con decenas de pisos turísticos para enriquecerse, los médicos formados aquí que se van a Francia o Reino Unido para ganar mucho más, sin olvidar las guerras y sus víctimas.

Hay tanta agresividad hoy en día que nadie quiere ser víctima. Su máxima expresión está en la de nuestros gobernantes. Como ellos responden desde sus posturas, nosotros también a cada provocación. Y nos causa ansiedad. No sabemos canalizar bien cada provocación o crítica, y aquí me incluyo porque no aprendo a gobernarme, a distanciarme de la situación violenta. Cuando he entrado a alguna provocación me he arrepentido. El medio es saber esperar, y responder después de manera adecuada y compasiva.

Desde esta mirada me siento obligado a posicionarme. Creo en verdad que soy víctima porque yo como tantos hemos padecido alguna situación de las anteriores. También me siento víctima de un sistema en la que cada vez los ricos en nuestro país lo son más y hay menos igualdad, como se refleja en la vivienda.

Por último, merecen todo mi respeto los 845 navarros que ceden sus pisos para alquiler social, y tanta gente altruista que son el camino para esa justicia social deseada. Gracias.

*El autor es administrativo de Osasunbidea