Este año he descubierto la atención a la diversidad de verdad. No en un libro, sino en las aulas, en las miradas de aquellos niños que luchan cada día por ser vistos. He visto como un “no puede” se transforma en un “mira lo que ha logrado”. He visto cómo cada pequeño paso es celebrado como una gran victoria. Y en cada meta alcanzada, siempre, un mundo entero: familias que no se rinden, docentes que acompañan, asociaciones, como ANA o ADHI y muchas otras, que arropan, amigos que están ahí y compañeros que aprenden a mirar con el corazón.

Este aprendizaje me lo ha brindado el maravilloso profesorado con el que he contado y que me ha acompañado a lo largo de este proceso. De hecho, ellos son los que permiten que cada niño y niña, sin excepción, crezca en un entorno lleno de posibilidades. Porque estos niños no caminan solos, tienen el apoyo de personas que creen en ellos. Gracias a quienes hacéis posible que cada persona se sienta incluida. Gracias por vuestra entrega silenciosa pero inmensa. Sin vosotros, muchos de estos niños no tendrían la oportunidad de ser ellos mismos, sin limitaciones ni barreras.

Y tú, que estás leyendo… ¿Qué haces por la diversidad? ¿La entiendes, la valoras, la impulsas? La inclusión no es un favor. Es justicia, es humanidad. Y cuando ocurre de verdad… el alma, finalmente, aprende a mirar.

*Alumna de la Universidad de Navarra en Magisterio en Educación Primaria con mención en Atención a la Diversidad