Podemos cambiar el mundo estando del lado de las víctimas y sufriendo con ellas. La polarización que sufrimos es situarnos con el poder y sus abusos, o con los que los padecen. Apoyo a las autocracias y sus guerras, o a las víctimas: del abuso político corrupto, impunidad y aforamientos, tasas arancelarias, violencia machista que no para, abuso de alquileres, precios de vivienda en manos de unos pocos, insultos y vejaciones al colectivo LGTBI, transfobia, hambrunas y muertos de Gaza, racismo, desprecio al pobre y al inmigrante, venta y compra de armas hasta el infinito desde todos los países. Y, obvio, la guerra como mero beneficio económico. Las autocracias de Putin y Trump son retroceder a la Edad Media y su violencia. Evidentemente, desde su poder se desea un mañana mejor, pero no para todos. Solo para algunos y sus beneficios. Igual que hace dos mil años, los que soñaban con implantar el reino de los cielos se los cargan y despedazan. Esto es atacar a la democracia, porque implica valores de progreso para todos. Oprimir desde el poder con total impunidad.

Por esto sigo pensando en un mundo mejor para todos. Siendo más sensibles hacia el diferente, hacia el que sufre cualquier discriminación. Que nos dejen expresarnos libremente por lo que somos, hacemos y sentimos. Democracia y solidaridad desde el compromiso. Esta es la salida a tanta desesperanza.