Este año he sido muy bueno, quiero pedirte un contrato firmado, un sillón en alguna de nuestras instituciones, alguna concesión que otra… Hay quien lleva escribiendo su carta al Olentzero con premeditación y concienzudamente durante varios meses. Una carta que se ha cocido a fuego lento en los despachos de nuestra comunidad.
Como si del puchero de la abuela que comeremos estas Navidades se tratase, han cuidado cada detalle. Llamadas puerta a puerta por despachos, prisas por conseguir las concesiones, datos muy alejados de la realidad y, como si de un ingrediente secreto se tratase, nadie ha tenido noticias de esta receta hasta que se les ha empezado a quemar y hemos descubierto lo mal que huele esta historia.
Desde Arróniz y otros muchos pueblos se está demostrando que los proyectos de biometanización que nos plantean desde empresas como AGR están muy alejados de nuestras necesidades. Desde las alcaldías no han preguntado al pueblo, en cambio, parece ser que una empresa cuya sede está a casi 900 kilómetros de distancia, sí tiene la llave para solucionar nuestras necesidades.
En un primer lugar, obtuvimos nula respuesta; en segundo lugar, desinformación y datos falsos, más tarde victimismo, y ahora somos las vecinas y vecinos a quienes tratan de criminalizar. Se está actuando desde el respeto, el sentido común y la búsqueda de soluciones. Tratan de dar la vuelta a la tortilla y hacernos responsables de su mala gestión, además de hacer un lavado de imagen. ¿Sois realmente nuestros vecinos y vecinas?
Y si he dicho que se os estaba quemando receta, esto ya no lo arregla ni el mejor de los chef, ¿dónde está la moralidad cuando miembros de la empresa crean perfiles falsos y se incluyen en nuestros canales de whatsapp a escondidas para tratar de desacreditarnos?
Seguimos y seguiremos tirando del hilo hasta que se esclarezcan los intereses que hay detrás y respetéis decisiones que el pueblo ya ha tomado. La invitación a Granada a una planta de biometano para la ciudadanía de Arróniz guardarla para quienes están en el poder y se dejan engañar, nosotros nos quedaremos en nuestra tierra, no queremos que se nos enfríe el pucherico de la abuela.